Siempre que preparo un viaje, me marcho con la maleta cargada de ilusiones y la agenda llena de sitios nuevos que visitar. La mayoría de las veces, no hay tiempo para todo. Y aunque el pasado verano me fui a Nueva York durante tres semanas, que en principio da para mucho, al final me dejé algunas cosas pendientes. Este lugar es uno de los que se quedó en el tintero. Ya tengo una excusa para volver, ¿no?
Situado en Tribeca, Tracey Stewart creó un espacio en el que los padres pueden disfrutar con sus hijos a la vez que impulsan y estimulan su creatividad. Allí tanto niños como adultos pueden disfrutar de talleres y actividades artísticas, exposiciones y una tienda en la que venden su propia línea de productos.
Además de eso es un estupendo sitio en el que relajarse tomando un café o degustando algunos de sus platos preparados con productos locales. Me pido una limonada servida en una de esas jarritas de la foto.
Pero evidentemente lo que más llamó mi atención la primera vez que descubrí este lugar, además de la idea, es el trabajo de interiorismo (que para eso una ha estudiado lo que ha estudiado). Increíble la mezcla y la frescura y armonía conseguidas. Estoy enamorada de las láminas que cuelgan de las paredes y qué decir de esas butacas y esas sillas.
Fotos: Moomah
¿Qué sería de este mundo si no existiese la creatividad?
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