Desde siempre y no sé muy bien por qué me han interesado mucho las historias de personas que han acabado suicidándose, sobre todo cuando se trata de gente relacionada con el mundo de las artes. No conocía a Francesca Woodman hasta esta misma tarde, aunque sí me ha parecido entrever entre su trabajo alguna imagen familiar que había visto en algún momento u otro. Después, indagando algo más, he descubierto que Francesca acabó con su vida a los 22 años arrojándose desde la ventana de su apartamento del Lower East neoyorquino. Nunca se había dedicado profesionalmente a la fotografía. Aquella noche terminó su vida y comenzó la leyenda.
Pero no posteo sobre ella para hablar de su muerte sino de su obra en vida (muy prolífica a pesar de su corta edad). Francesca trabajaba en blanco y negro y el cuerpo femenino (a menudo el suyo propio) era un protagonista habitual en sus instantáneas. Un cuerpo femenino que contraponía a unos escenarios que nos hablan de deterioro, de fragilidad, del paso del tiempo. La atmósfera es intensa, dramática en ocasiones, llena de texturas y que tiene mucho de poético.
Os dejo también con el trailer del documental acerca de su vida y obra que se estrenó este mismo año.
me encanta y yo tambien siento predileccion por los artistas suicidas. Gracias mil por el descubrimiento
ResponderEliminarUn placer :)
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