Hace cosa de un mes me apunté a un curso de Amigurumi. Me ha empezado a entrar el gusanillo por todas estas cosas y estas navidades le pedí a mi madre que volviera a enseñarme a hacer punto. De pequeña había hecho en alguna ocasión, pero ya se me había olvidado por completo.
El Amigurumi es una técnica japonesa que consiste en hacer muñequitos y otros juguetes con punto de ganchillo. Visitar páginas japonesas sobre el tema es una auténtica locura y aunque no entiendas nada al menos puedes sacar bastantes ideas de los diseños que ellos hacen. Además, en el mercado hay cientos de libros que están genial para ir empezando.
El curso comenzó el sábado 16 en El Estudio, de La Casita de Wendy y nos queda sólo una clase para terminar. Lo más complicado a la hora de empezar con el ganchillo yo creo que es dar con la postura correcta de las manos. Al princio era desesperante, pero una vez que consigues esto, ves que las cosas empiezan a salir. Además de eso, también existe la complicación de que debes ir contando los puntos. Aunque si miramos el lado positivo, como se comentó en la clase del sábado pasado, llega a ser hasta relajante porque vacías tu mente de cualquier otro pensamiento adicional.
En febrero empieza otro curso en El Beso. Los dos los da Lidia, de Le Petit Paquebot, que es un encanto y tiene una paciencia infinita!! Así que si estais interesada en aprender es una buena oportunidad.
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