El domingo fue día de Rastro. Buscábamos material variado y libros de poco valor y bien viejitos que pudiésemos utilizar como material para collages. De vuelta a casa con algunas compras y viendo alguna de las postales que me había agenciado me paré a pensar qué historias habría detrás de cada una de ellas (en uno sólo de los puestos tenían al menos dos sacos llenos). Postales enviadas hace más de 30 años a novios, amigos, familiares y que no se sabe por qué motivo, nunca llegaron a su destino. Seguro que alguna relación ha podido romperse por ese motivo. Imagina: tú escribes a tu enamorado y te pasas los días esperando una postal que nunca llega. Crees que ya se ha olvidado de ti y continúas con tu vida sin saber nunca la verdad. Que tal vez sí te escribió, sólo que esa postal jamás llegó al lugar que debía. Bueno, vale, soy un poco peliculera, pero podría ocurrir, no??? Pues eso.
Fotos: The Sad-Eyed Girl
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