Foto: Flickr
Texto: The Sad-Eyed Girl
Las migas de pan descansaban sobre el mantel de la mesa de la cocina. Siempre lo ponía todo perdido cuando comía; pero cuando comía mientras pensaba en algo importante era mucho peor. En esos momentos devoraba más que comía, como si le fuesen a quitar el plato en cualquier momento. A su lado Hugo la observaba en silencio, de reojo, sin atreverse a preguntar qué era eso tan grave en lo que estaba pensando para que comiese de aquella forma. Martina, casi adivinando lo que pasaba por su cabeza dijo en voz alta y con la boca muy llena:
-No me apetece hablar de ello!
Mientras lo decía, cientos de miguitas minúsculas salieron disparadas de su boca. Como única respuesta, Hugo le rozó la mano con sus dedos en un gesto cariñoso y se levantó llevando su plato del desayuno al fregadero. Después posó un beso en lo más alto de su cabeza y salió de la cocina hacia su cuarto.
-¿Sigues dormida? -Preguntó golpeando la puerta de su habitación antes de desaparecer tras ella.
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